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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

jueves, 12 de octubre de 2017

Relato breve de fantasía: El equinoccio

Un nuevo relato corto con el reto de escritura creativa palabras olvidadas, en este caso pillé equinoccio (Época del año en que, por hallarse el Sol sobre el ecuador, los días son iguales a las noches en toda la Tierra.), ensimismado (Que manifiesta o implica ensimismamiento) y emparedado (Porción pequeña de jamón u otra vianda, entre dos rebanadas de pan de molde).

El equinoccio

palabras del cuento breve
Palabras diseñadas por @samartinez, @ferranlafu y @antoniolopez
Era el día del equinoccio y contempló ensimismado el atardecer, que parecía encender el círculo de menhires, mientras se tomaba un emparedado.
«Si esto fuera una historia, entraría en el círculo de piedras y sería transportado a otro mundo, donde viviría grandes aventuras», pensó mientras daba el último bocado. Lo cierto era que se sentía atraído por los menhires, de hecho, se levantó casi por inercia, para probar. «Venga ya, ¿qué soy, un niño pequeño?», se dijo cuando fue a atravesar la barrera invisible que formaban las piedras. Negó con la cabeza, se rió de sí mismo y se largó.
—¿Pero qué hace? ¡Tiene que entrar en el círculo para que la profecía se active y pueda venir a salvar nuestro mundo! —exclamó un hada, indignada.
—Está perdido para nosotras, el mundo humano le ha cortado las alas a su imaginación. Habrá que esperar a otro equinoccio, a otro humano que aún sueñe con nosotras y sea lo bastante inocente para buscarnos...  —dijo otra, que se pasó una mano por la cara para secarse las lágrimas. 
—Nuestro mundo está condenado —dijo la última, con pesimismo. Los humanos cada vez perdían la imaginación más pronto, y no podían permitirse elegir a un niño para una misión tan arriesgada
No obstante, justo cuando el sol estaba a punto de desaparecer en el horizonte, una chica pasó por allí con un libro debajo del brazo. Ni siquiera sabía que era el día del equinoccio, pero siempre había querido bailar en el centro del círculo y, ahora que no había nadie por los alrededores, era el momento de hacerlo sin morirse de vergüenza.
Nada más atravesar las barreras de piedra, las hadas la transportaron al otro mundo... y la aventura dio comienzo.

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