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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

miércoles, 2 de abril de 2025

Relato: Sacrificio

La consigna de hoy era Construye un relato sobre un triciclo, un lazo y un medallón

Sacrificio

Ana observó a su pequeña jugar con su triciclo y un enorme lazo rojo en la cabeza; quería grabar ese momento en su mente. El medallón se había activado y debía hacer caso a la llamada. No obstante, esta vez había elegido no sobrevivir a la prueba.
Las mujeres de su familia llevaban demasiadas generaciones enfrentándose al mismo enemigo. Luchaban y, a un alto precio, lograban desterrarle por unos años. Cuando conseguían recuperarse, o había una nueva heredera que tomara el relevo, el monstruo volvía en un ciclo sin fin.
Ana había llegado a la conclusión de que el problema era que ninguna había estado dispuesta a sacrificarlo todo. Acababan la batalla agotadas, pero vivas, porque no habían entregado todo lo que podían entregar para desterrar a la criatura definitivamente. La muerte era el sello más poderoso, pero ninguna había estado dispuesta a pagar ese precio. Ella sí. Ya no quería vivir más, y además su muerte beneficiaría a su hija, que no tendría que vivir luchando.
Por eso, cuando el monstruo apareció, le atacó con todo lo que tenía. Como de todas formas iba a morir, no midió sus fuerzas, así que pronto comenzó a cansarse, lo que la criatura aprovechó para redoblar sus ataques. Desesperada, usó la energía que le quedaba para matarse y liberar toda su magia en un último hechizo que lanzó contra el monstruo.
Este, sin embargo, calculó muy bien sus tiempos. Cuando el alma de la bruja abandonó su cuerpo, un segundo antes de que su hechizo le alcanzara, se transfirió a ese recipiente vacío. Se levantó a tiempo para ver cómo su antiguo cuerpo era desterrado definitivamente a otro plano de existencia. 
Un rato después, el monstruo que ahora tenía la forma de Ana observó a la niña con el lazo rojo jugar con su triciclo. Con una sonrisa cruel, fue hacia ella.
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miércoles, 26 de marzo de 2025

Escapada a Arévalo y Madrigal de las Altas Torres

Arévalo

Este pueblo de Ávila, que linda con tantas provincias, es famoso por su cochinillo y tiene mucha historia, ya que es ahí donde vivió Isabel la Católica. Además, tiene castillo, así que teníamos que visitarlo.
Lo primero que hicimos fue entrar en la Iglesia de Santo Domingo, de estilo mudéjar. Luego volvimos a entrar con la visita guiada, pero con las iglesias nunca se sabe, hay que aprovechar cuando están abiertas. La siguiente parada fue la oficina de turismo, en el lugar de la antigua muralla, donde nos hablaron de la visita guiada, que además empezaba en breve.
La visita duró algo más de dos horas y empezó en el exterior de la muralla, frente a la estatua de Isabel la Católica. Luego, fuimos hasta la iglesia y seguimos por el exterior un poco más antes de volver a entrar y ver varios palacios e iglesias. En una de ellas, la Iglesia de San Martín, encontramos Collegium, un museo de arte contemporáneo, y está en proyecto la realización de un espacio para distintos artistas en uno de los edificios cercanos.
Castillo de Arévalo y Plaza de la Villa
Enfrente está la Plaza de la Villa, maravillosamente despejada de terrazas, algo poco frecuente en los pueblos. Desde ahí, fuimos al castillo, que pertenece al Ministerio de Agricultura y contiene una exposición sobre el trigo que no pudimos ver. Lo que sí pudimos ver fue la curiosa bodega del Arriero, o de Marolo Perotas, en la que este curioso personaje se reunía con todo tipo de artistas y que tiene una sala de libaciones y otra con barricas dedicadas a personajes ilustres de la localidad.
Finalizamos el paseo casi donde lo empezamos, en la Plaza del Real y, como quedaba poco para comer, nos quedamos por allí. El cochinillo estaba espectacular y, a lo tonto, nos dieron más de las cinco, así que ya no podíamos entrar al castillo y decidimos ir a la exposición de arte contemporáneo, aunque casi hubiera sido mejor ir a otro de los museos, como el del mudéjar. Ya sabéis que a mí ese tipo de arte no me va.

Madrigal de las altas torres

Este pueblo está pasado Arévalo y es famoso porque allí nació Isabel la Católica, aunque también han tenido bastantes ciudadanos ilustres. La verdad es que es un pueblo con mucho encanto y me gustó más que Arévalo, que es más ciudad.
Empezamos haciendo una visita a la maravillosa iglesia de San Nicolás de Bari, que tiene unos interiores impresionantes. La visita era guiada y nos contaron muy bien tanto la historia de la iglesia como sus restauraciones y algunas curiosidades.
Interior de San Nicolás de Bari y claustro del Convento de Nuestra Señora de Gracia
Interior de San Nicolás de Bari y claustro del Convento de Nuestra Señora de Gracia
Luego, vimos más de cerca la iglesia de Santa María del Castillo (a la que no pudimos entrar) y pasamos a la oficina de turismo, que está en el antiguo hospital de la Purísima Concepción, tras lo cual fuimos a ver el convento extramuros, que debió de ser gigantesco, pero ahora está en ruinas.
Después de comer, visitamos el Palacio de Juan II, ahora convento de Nuestra Señora de Gracia. Como era el lugar de retiro de muchas segundonas y es el lugar de nacimiento de Isabel la Católica, tiene verdaderas joyas que merece la pena visitar. La visita también fue guiada y me pareció muy interesante.
El pueblo también tiene trozos de muralla y varias puertas, que no vimos porque estaban algo retiradas.
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miércoles, 19 de marzo de 2025

Relato ilustrado: Mar adentro

portada para el relato Mar adentro
Les habían destinado a una estación científica mar adentro, y los tres se habían llevado a sus familias con ellos, una decisión desconcertante, porque no era lo habitual. Después de todo, eran científicos del más alto nivel y podían permitirse mantener a su gente mientras pasaban unos meses en medio de la nada.
La estación contaba con todas las comodidades, provisiones casi infinitas, una biblioteca de entretenimiento inabarcable, comunicadores de última tecnología e instalaciones deportivas. No obstante, miraras donde miraras solo había mar y nunca pasaba nadie por ahí, por lo que, aunque hubiera espacio de sobra, era inevitable sentir cierta claustrofobia.
Ni la esposa, ni los dos maridos, ni los muchos hijos del equipo científico estaban contentos con la situación. Se habían resignado, por supuesto, pero en el ambiente subyacía una cierta hostilidad hacia aquellos que les habían encerrado. Al menos, hasta que empezó la guerra.
Fue sin previo aviso, inesperada para todos, pero escaló tan rápido que pronto abarcó a todos los países del planeta. Las familias, pendientes todo el día de las noticias, observaron anonadadas cómo las hostilidades iban en aumento, con armas cada vez más sofisticadas. Ya no había hostilidad hacia los cabezas de familia que les habían llevado hasta allí, sino agradecimiento por poder vivir ese horror desde detrás de la pantalla y no en directo.
Finalmente, se lanzaron las bombas definitivas y se hizo el silencio. La radio interna de la red científica, sin embargo, siguió funcionando. La expedición a los polos fue la primera en ponerse en contacto. Luego, el experimento de la ciudad subterránea ubicado en un lugar remoto del Himalaya, el equipo de arqueólogos que se había internado en la selva en busca de una civilización perdida y muchos otros.
Todos ellos, en sus respectivos países, habían sorprendido a colegas y extraños al solicitar que sus familias formaran parte de la expedición, incluso había dos familias de astronautas que experimentaban cómo sería la vida en el espacio dentro de una Estación Espacial.
En su momento, les habían tachado de excéntricos, pero nadie había unido los hilos. Ahora, no quedaba nadie para unirlos, salvo las propias familias que se habían sentido traicionadas por ser arrastradas a lugares tan recónditos y ahora solo podían agradecer su propia salvación, preguntándose cómo y por qué.
Los científicos, sin embargo, también estaban un poco desconcertados. Ninguno recordaba por qué habían tomado esas decisiones tan poco convencionales, solo que las habían tomado tras tener una larga charla con los líderes de su asociación. Eso, quizás, había sido lo que les había salvado a todos. No había habido fugas de información porque todos creían haber tomado la decisión por un impulso propio.
Años más tarde, algunos recordarían vagamente algunos papeles preocupantes, llenos de fórmulas matemáticas con predicciones de tendencias sociales. Para entonces, poco importaba. Estaban demasiado ocupados reconstruyendo la civilización.
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miércoles, 12 de marzo de 2025

Tren de Alcalá del Júcar

Este era otro de los trenes temáticos que no pude pillar en primavera, así que aproveché la segunda vuelta para reservarlo. Como pasó en el tren de Consuegra, la joya turística a visitar está bastante retirada de la estación donde te deja el tren, así que hay que contar con un buen rato de autobús.
La primera parada fue una totalmente prescindible bodega. Normalmente estas visitas de relleno a negocios locales no me entusiasman, pero creo que además es de las más cutres que he visitado. Al margen de que no bebo alcohol y no ofrecían alternativa sin, generalmente en las bodegas te dan productos de la tierra para hacer maridajes o algo por el estilo, pero ellos pusieron cortezas y patatas de bolsa para acompañar y nos hicieron ver un vídeo en el que destacaba la palabra "prueba" en todo momento...
Alcalá del Júcar desde el río y desde las alturas
Después nos llevaron a Alcalá del Júcar y nos dieron tiempo libre para comer. Aquí debo decir que el pueblo es un espectáculo ya desde que te vas acercando por la carretera. Precioso. 
Estaba lloviendo y todos los restaurantes hasta la bandera, pero íbamos preparadas, así que no nos molestó y tuvimos tiempo de sobra para visitar el lugar... la parte de abajo, al menos, ya que las cuestas eran matadoras y nos habían prometido que después de comer subiríamos arriba y sería todo cuesta abajo.
A la hora convenida subimos en autobús hasta el castillo, que más bien es un torreón. Teníamos una guía local que lo hacía estupendamente y nos contó un montón de curiosidades. Lo primero que hicimos fue entrar en una de las típicas casas-cueva, inmensas por dentro ya que iban ampliando a pico y pala directamente en la montaña (ahora ya está prohibido). Luego, los que quisimos subimos al torreón, aunque este apenas tenía nada que ver por dentro. Las vistas, eso sí, espectaculares.
Tras salir del castillo, fuimos bajando por el pueblo hasta las cuevas del Diablo, que, aunque suene extraño, son en realidad un pub. Hay muchos escalones y larguísimos pasillos, ya que atraviesa la montaña, y es muy curioso, porque el propietario es todo un personaje. Nos dieron también una consumición y estuvimos allí un rato hasta que hubo que volver al autobús para pillar el tren a tiempo.
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