Otro proyecto más de Adictos a la escritura. Este consistía en hacer un relato basado en un personaje concreto y yo he elegido:
Gálivich: un troll que vive debajo de un puente.
La verdad es que, para variar, le quería dar la vuelta a la idea del troll que vive bajo un puente. Y no sé por qué me da que me he visto influenciada por la biografía de Steve Jobs, que es lo que me estaba leyendo en el momento de escribir este relato, en lo que se refiere a las ideas sobre innovación... Yo creo que no quedó mal pero... juzgad por vosotros mismos ^^.
El legado del troll
Gálivich no era un troll
como los demás. Tenía una visión de los negocios totalmente
contraria a la de sus congéneres, que apostaban por las
tradicionales amenazas a los transeúntes de sus puentes, por comerse
a los que no le pagaban la cuota correspondiente y por guardar ese
dinero en el banco de los leprechaum nada más llegaba a sus manos.
Gálivich se había dado
cuenta tiempo atrás de que los viajeros estaban cada vez más hartos
y que últimamente no era raro que llegaran a los puentes armados,
dispuestos a luchar contra los trolls para no pagar con oro o con su
vida. Así que había apostado por ser amable, pedirles una tasa en
función de su clase social para que todos pudieran pagar fácilmente,
dejar el paso gratis a los bardos para que
corrieran la voz e invertir los beneficios en hacer mejoras en el
puente y en la calzada que conducía a él.
Cuando su puente
se había ido haciendo más popular y transitado, incluso había permitido a
un par de humanos levantar una posada justo al lado a cambio de que
le llevaran la cena todos los días. Era, desde luego, más cómodo y
delicioso que tener que matar algún hombre o bestia y comérselo
crudo.
Pero sus semejantes no lo
veían así, y cuando sus habituales transeúntes comenzaron a
cambiar su ruta para pasar por el puente de Gálivich en vez de los
suyos (algo evidente, dado que era más barato, y además podían
recuperar el tiempo perdido gracias a una calzada lisa, en la que los
carros no se quedaban atascados) fueron a verle para que volviera al
antiguo sistema.
Gálivich ya sabía que
su negativa iba a tener consecuencias. Lo que no imaginaba era que su
innovación, que él consideraba imprescindible para la supervivencia
de su raza a largo plazo, iba a tener como consecuencia la extinción
de la misma en cuestión de un par de días. Porque cuando los trolls
de todo el país decidieron unirse para ir a por el renegado,
matarle, y destruir tanto su puente como la calzada y la posada que
había en las inmediaciones, los humanos reaccionaron con gran
rapidez.
Para cuando los trolls
llegaron a su destino, Gálivich y sus posesiones estaban rodeados,
protegidos por un auténtico ejército. Los monstruos no se
amedrentaron, sabiendo que si se echaban atrás los humanos les
perderían todo el respeto que les tenían. Así fue como, dos días
después, los pocos trolls que quedaban se retiraron. Y los humanos
se envalentoraron, les persiguieron y liberaron todos los puentes.
Sólo dejaron que se quedara con el suyo Gálivich, ofreciéndole todos
los documentos con los derechos de propiedad como si de un humano se tratase, aunque ni siquiera eso le sacó de la
terrible tristeza por ser el responsable de la muerte de su gente, a
pesar de sus buenas intenciones.
Esa es la razón por la
que ya no hay trolls. Y la razón por la cual este puente, el único
de pago que queda, se encuentre en la mejor ruta
comercial del país. Gálivich murió de viejo hace mucho, pero dejó
bien claro que quería que sus herederos, los humanos que levantaron
la taberna junto a su puente, siguieran cobrando a los transeúntes e
invirtiendo el dinero en mejorar tanto su estructura como sus
accesos.
Nosotros, como herederos
de sus herederos, debemos velar para que esta historia no se olvide.
Porque si se olvida, los humanos quedaremos tan atrapados en las
tradiciones como los trolls, combatiremos las innovaciones que
podrían salvarnos y nos extinguiremos.
O_O ¡Genial relato! Tiene una situación triste, que impotencia respecto a esa situación, Gálivich tenía unas ideas geniales y realmente que mal la pasó.
ResponderEliminar¡Un relato muy sentido! ¡Muy genial! ¡Un abrazo!
Una historia diferente, yo también escribir sobre el troll. Me gusto tu relato, felicidades, aunque el final fue un tanto triste. saludos.
ResponderEliminarMe esperaba que el que muriese fuese Gálivich. Pero ha tenido la suerte de contar con el apoyo de los humanos y los que han muerto han sido los otros trolls. Lo siento por Gálivich, podría haber salido a buscar a ver si quedaba algún troll,que no se dedicase al negocio de los puentes, en algún lugar , quizá hubiese encontrado alguno y hubiese muerto menos triste.
ResponderEliminarUn abrazo
Antonio V. García.
Entretenido relato sobre un troll emprendedor que se supo adaptar a los tiempos. Muy imaginativo. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Fantástico!
ResponderEliminarMuy entretenido y original. Es incluso gracioso y triste al mismo tiempo. La frase del final es el remate perfecto. Muy bueno :)
Hola:
ResponderEliminarVine a leer tu relato. Me gusto la propuesta de Troll amable. Muy buena...