Nuevo lanzamiento de dados, esta vez, los de fantasía que compré en Rumanía.
El Invencible
Adro El Invencible había convencido a todos de que los dioses le protegían desde el Olimpo. Gracias a eso, su pueblo creía que era intocable y nadie se atrevía a enfrentarse a sus designios, por lo que podía gobernar a su pueblo con mano de hierro. Todos ellos tenían solo tres opciones: arrodillarse ante él y hacer su voluntad, morir a sus manos o huir al bosque, donde habían montado una ridícula resistencia. Hacía décadas que las cosas eran así, de modo que se creyó que su apodo era real.
Cuando los nuevos mercaderes llegaron con sus pócimas y se instalaron en el mercado, Adro mandó a sus matones a por ellos. Los infelices afirmaban que el que las bebiera haría prodigios, y solo él debía hacerlos. Así pues, requisó todos los viales, obligó a los mercaderes a decirle para qué servía cada uno y decidió convocar a su pueblo para hacer una exhibición pública que afianzara su aura de invencibilidad.
Ni siquiera obligó a un catador a beberlas antes, simplemente cogió la que le haría volar y la que le daría fuerza sobrehumana y se las tragó de golpe. El veneno hizo efecto inmediato y murió ante su oprimido pueblo, que estalló en gritos de alegría. Y los mercaderes, que llevaban años en el bosque preparando un plan para derrocarle, por fin pudieron volver a casa.
Inesperado final... Interesante
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